miércoles, 27 de noviembre de 2013

No tienes ni idea


No tienes ni idea, de cuánto me intrigaste cuando te conocí,
no tienes ni idea, de cómo me conquistaste ni de cómo te convencí,
de calmar aquellos pasos fuertes que dabas
cuando mi mente andaba a uno por hora
y yo sólo deseaba vivir.

Finalmente, fuiste tu quien acabó por convencerme,
finalmente, fuiste tu quien acabó por contenerme,
aquellas veces en las que mi corazón y mi mente titubeaba
tal como una loca demente.

Creo que aún no puedes descifrarme totalmente,
creo que aún no sabes cuánto puedo llegar a quererte,
si te has convertido en mucho más que mi presente
hombre loco e inocente.

No tienes ni idea, de cuánto me intrigas todavía,
no tienes ni idea, de cómo remeces mi vida,
tienes el poder de mostrarme 
aquello que soy y siempre escondía.

Hoy, me quiero más.
Hoy, te quiero más.
Hoy, quiero vivir contigo.
Mañana... ¿alguien realmente sabe lo que sucederá mañana?
Hoy somos los dos.


La del espejo

Después de todo este tiempo en que hemos estado tan juntas pero separadas a la vez, puedo entender cómo siempre hemos sido una sola. Nos traslapamos haciendo creer al mundo y, en algún momento también a nosotras mismas, que somos dos personas increíblemente distintas, no obstante hoy logro visualizar cuán inseparables hemos sido siempre.

Como cargas opuestas, nos necesitamos para dar cuenta la una de la otra, no nos explicamos por sí solas, de manera aislada, somos toda una historia enmarañada que nadie más podrá comprender. 

Somos aquello que ves en la calle, aquello que besas por las noches, aquello que sueles no comprender del todo, aquello que te provoca atracción, dudas y placer. Somos todo... ese todo que a ratos parece tan inconsistente  pero que azota con fuerza a la vez.

Hoy somos más que nunca, hoy nos reconocemos como existentes, necesarias y conscientes de todo lo que nos sucede. Una dualidad que se remece, permanece y crece.