viernes, 17 de agosto de 2007

Del sueño y la realidad



Y todo se transformó en una cárcel.
Los sueños... no eran más que una utopía de la que no se podía escapar ni liberarse.
El aire se hizo una necesidad aborrecible con toques de desazón a cada minuto, a cada instante sin ti, sin tu presencia, con tu sueño, con tu ayer, con todo aquello que deseé y jamás fuiste porque el deseo desapareció cuando supe que nada se había hecho realidad, que el sueño jamás dejó de ser eso, una simple fantasía que mi cabeza insistía en traer a la realidad producto de un deseo enfermizo e incontenible que no supo decir que no, ni asumir la verdad, la triste y dura realidad... el mundo real, maquinado e inflexible, absurdo y hasta temible.


(Abril del 2007)