Nos perdimos entre los sueños y los deseos de cuentos imposibles de final felíz, así como negando la realidad tan cruel y absurda que terminó por matar lo poco que nos quedaba de niños... aquella realidad que me hizo pisotear todo aquello que soñaste y programaste con tanto ahínco.
¿Cómo pedir perdón por todas las lágrimas que te causé? No hay perdón para la desilusión humana...
¿Qué pasó con todos aquellos abrazos que no alcanzamos a darnos? ¿Se han ido al cajón de los no-recuerdos, acaso? ¿Se esfumarán entre los humos de la nada, de lo que nunca fue... para luego olvidarse en el fondo de un cajón perdido?
Parece que el viento se ha olvidado de soplar por acá... no llegan vendavales, ni siquiera pequeñas brisas de una duda que siempre quedará ahí ¿Qué paso? Ni siquiera yo puedo responder a tal cuestionamiento, aunque lo dudes... aunque me duela.
Perdimos este juego...
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